16.03. Las sectas del judaísmo - Los esenios

Los esenios constituían una tercera secta judía. Como los fariseos, parecen haber sido una rama de los hasidim. En realidad, los esenios representaban el extremo conservador del mismo movimiento que dio como resultado el farisaísmo. Los esenios pusieron en práctica los principios más severos de los fariseos.

Algunas diferencias menores entre los diversos núcleos que dieron origen a los esenios parecen indicar que la secta estuvo dividida en dos grupos, uno de los cuales se caracterizaba por su repudio al matrimonio. En otros asuntos ambas clases de esenios practicaban el separatismo de los fariseos, hasta el punto de apartarse de la sociedad y, por lo tanto, su vida fue virtualmente monástico. No comerciaban, rehusaban tener esclavos, y por lo menos, en cierta medida, rehuían los sacrificios del templo. Se negaban a prestar juramentos, practicaban la comunidad de bienes, participaban de comidas en común con alimentos preparados por sacerdotes-cocineros, vivían separados de los que no eran esenios y se ayudaban fraternal y recíprocamente en los casos de enfermedad y en otras circunstancias adversas. Se vestían de blanco y eran escrupulosamente limpios. En este respecto se destacaba su énfasis en los lavamientos ceremoniales por inmersión, que practicaban diariamente.

Los esenios creían en la preexistencia de las almas, por lo que sostenían un dualismo filosófico y rechazaban la resurrección del cuerpo. En sus enseñanzas había elementos indudablemente derivados del zoroastrismo. La doctrina de los esenios tenía, en ciertos aspectos, algunas características del pitagorismo griego.

Los descubrimientos arqueológicos de Khirbet Qumrán (ver también: Isaìas - Paternidad literaria), en la zona del mar Muerto, despertaron un nuevo interés en esta secta. Se ha difundido mucho ahora entre los eruditos la convicción de que los edificios de Qumrán pertenecían a una comunidad que floreció en el siglo I a. C., y de nuevo, después de un período vacante, en el siglo I d. C.; y que los manuscritos allí encontrados eran una biblioteca esenia. El parecido entre estos documentos -especialmente del Manual de Disciplina y el Comentario de Habacuc- con un tratado descubierto en El Cairo en 1896, que se originó con un grupo conocido como los pactantes de Damasco, ha permitido suponer que ese grupo de Damasco también era esenio.

Esos documentos revelan una afinidad notable con algunos aspectos del cristianismo primitivo, y demuestran una relación más estrecha de la que se había advertido antes entre las enseñanzas de Juan el Bautista y Jesús por un lado, y ciertos elementos del judaísmo por el otro. Señalan que la venida del Mesías -incluso de dos Mesías- era un dogma importante de las creencias en Qumrán. Por lo menos los grupos de Qumrán y de Damasco remontaban su origen hasta un profeta, "el Maestro de justicia". Él había organizado a sus seguidores en un "Nuevo Pacto" (o "Nuevo Testamento") en preparación para el reino mesiánico, y se había visto envuelto en serios conflictos con las autoridades religiosas dominantes entre los judíos.

Mediante la pureza de su vida y su estricta obediencia a la ley, la comunidad de Qumrán se proponía contribuir en la preparación del mundo para el reino venidero. Insistían en que los actos de purificación -como las inmersiones diarias- eran inútiles si no eran precedidos por una limpieza del corazón mediante "un espíritu santo" que ellos creían que Dios les hacía conocer por medio de "su Ungido".

Su énfasis en la limpieza espiritual preparatoria para el reino mesiánico, sus lavamientos, sus elevadas normas de ética y su establecimiento en el desierto del jordán, cerca del mar Muerto, se asemejan mucho con el ministerio de Juan el Bautista; y como éste, declaraban que ellos eran el cumplimiento de Isaías 40: 3 "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios".

Este parecido es tan sorprendente, que es difícil no llegar a la conclusión de que Juan debe haber tenido alguna relación con los esenios. Algunos aspectos de las enseñanzas de los apóstoles Juan y Pablo también encuentran varios ecos paralelos en la literatura de los esenios. Por supuesto, esto no significa que dichos apóstoles tomaron su mensaje evangélico de alguna o algunas enseñanzas de los esenios.

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