Probablemente
en el año 60 d. C. Félix volvió a Roma,
y Porcio Festo ocupó su lugar como procurador de Palestina.
Festo era capaz y honrado; pero apareció en
el escenario demasiado tarde para lograr alguna mejora perdurable en la situación
política que se desintegraba rápidamente.
Por lo tanto, su actuación como procurador sólo se caracterizó por la
continuación de los desórdenes, el aumento del poder de los zelotes y el
creciente desafío de los "sicarios" (asesinos de los romanos).
Festo murió en su cargo dos años
después. Este procurador fue el que
envió a Pablo -a pedido del mismo apóstol- para que compareciera ante el
tribunal de Nerón (Hechos 25:11-12).